Desde la Prefectura de Vida espiritual y comunitaria colaboramos en la dinamización de estas dimensiones fundamentales de nuestra vida misionera. No podemos comprenderlas ni de forma aisladas ni autoreferenciales, sino siempre en relación a la misión y el mundo que nos toca vivir. De esta forma nuestra espiritualidad misionera será siempre con los pies en la tierra, la mirada en las periferias y el corazón en Dios; y nuestra comunidad será hogar y calor para los de casa, y para aquéllos que sufren el frío y la indiferencia de aquéllos que viven como si los pobres no existieran, primer anuncio del Reino